Hay pocos directores capaces de rodar varias películas al año y de sorprendernos en cada una de ellas. Takashi Miike es uno de estos genios. Su última obra es una adaptación del manga de Hiroaki Samura, en torno a un feroz samurái que es maldecido con la inmortalidad y que irá dejando atrás una retahíla de víctimas. Miike celebra su centenario fílmico con este sangriento entretenimiento.