El 14 de julio de 2006, José Durá “Pepe” y nueve tripulantes más del pesquero ‘Francisco y Catalina’ tomaron la decisión, amparada según ellos en la denominada “Ley del Mar”, de subir a un barco preparado para 10 tripulantes a 51 inmigrantes eritreos varados a diez millas de Malta, entre los que se encontraban una niña de 2 años y una mujer embarazada. Durante nueve largos días, la embarcación quedó a la espera de la decisión de las autoridades europeas. Mientras las negociaciones se sucedían entre la diplomacia de media Europa, más de sesenta personas convivían en apenas cincuenta metros cuadrados.